septiembre 2024

Desafiar los pensamientos: mejorando la salud mental de los niños

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Los expertos en salud conductual de The Kids Mental Health Foundation

Resumen Del Artículo

 
  • La forma en que los niños piensan sobre su mundo influye en cómo se sienten.
  • Podemos enseñarles a cuestionar sus pensamientos negativos como una herramienta de afrontamiento.
  • Desafiar los pensamientos es útil para todos los niños, tanto como herramienta de bienestar y prevención, como para aquellos que luchan con emociones difíciles constantes.

¿Has notado a un niño que piensa en los peores escenarios posibles? ¡Eso es lo que hacen los seres humanos! Es importante que notemos estos pensamientos porque juegan un papel esencial en la salud mental de un niño. 

Cuando tratamos de cambiar emociones difíciles, puede ser fácil identificar los problemas y factores que las causan. A veces, los niños no se dan cuenta de otros factores que afectan nuestras emociones, como los pensamientos y creencias. Por ejemplo, en un día lluvioso, un niño podría sentirse decepcionado porque sus planes para ir a nadar se cancelaron, mientras que otro podría estar emocionado por saltar en los charcos. Ninguna de estas reacciones es incorrecta, pero los pensamientos que tenemos sobre nuestro entorno pueden influir en cómo nos sentimos.

Podemos ayudar a los niños a cambiar sus emociones mostrándoles maneras de cambiar estos pensamientos, especialmente los pensamientos negativos repetitivos.

¿Qué es el desafío de pensamientos?

Desafiar los pensamientos es una herramienta que se utiliza a menudo en la terapia para revisar y cambiar los pensamientos negativos que nublan nuestra visión. Para los niños que luchan con ansiedad y depresión, el pensamiento excesivamente negativo puede convertirse en un hábito difícil de romper o incluso de reconocer. Desafiar los pensamientos nos ayuda a darnos cuenta de que nuestra primera reacción no siempre se basa en hechos, y tenemos el poder de decidir qué pensar cuando enfrentamos nuevos desafíos en la vida. La vida nos seguirá dando momentos difíciles, pero el desafío de pensamientos otorga a los niños el poder sobre sus respuestas a situaciones estresantes.

A veces, los niños latinos pueden sentir presión de no querer preocupar a sus familias con sus problemas, lo que puede generar pensamientos negativos no expresados. Enseñarles a desafiar estos pensamientos de manera respetuosa puede ayudar a que aprendan a compartir sus preocupaciones sin sentir que están causando problemas.

¿Quién puede beneficiarse del desafío de pensamientos?

El desafío de pensamientos puede ser útil para cualquier persona. Como herramienta, puede ayudar a desarrollar hábitos mentales saludables y revisar cuidadosamente pensamientos que podrían ser excesivamente autocríticos, desesperanzados o alarmistas. Estos hábitos pueden hacer que los niños sean más resilientes cuando enfrentan nuevos desafíos y servir como una herramienta preventiva para mantener el bienestar mental.

4 pasos para desafiar pensamientos negativos

El desafío efectivo de pensamientos implica trabajar juntos para encontrar pensamientos que sean más ciertos o más útiles que los pensamientos negativos que suelen surgir más rápido en nuestras mentes. Desafiar los pensamientos es diferente de criticar los pensamientos negativos de tu hijo diciéndole que están equivocados o que está exagerando; se trata de acompañar a tu hijo para ayudarle a desarrollar las habilidades necesarias para mantenerse curioso sobre sus pensamientos y encontrar pensamientos más útiles por su cuenta.

  1. Nombra las emociones específicas que este pensamiento está causando. Cuando sabemos que estamos sintiendo “frustración” o “decepción” en lugar de solo “malestar”, podemos pensar con mayor claridad sobre qué actividades podrían ayudarnos a sentirnos mejor. Nombrar y calmar estas emociones en el momento puede hacer que nuestros pensamientos sean más flexibles al desafiarlos. ¡Es difícil pensar lógicamente si todavía estamos abrumados!
  1. Encuentra el pensamiento que está causando problemas. Esto puede ser más difícil de lo que parece. Un pensamiento suele ser una afirmación verbal sobre por qué una situación está causando ciertas emociones. 

Por ejemplo, si sé que la situación “Mi amigo se va a una nueva escuela” me está causando tristeza y miedo, el pensamiento problemático podría ser “Nunca volveré a tener un amigo como él, así que me sentiré solo en la escuela este año.” Puedes hacer diferentes preguntas a los niños para tratar de entender sus pensamientos. Por ejemplo: “¿Qué crees que pasará después de que tu amigo se mude?”, “¿Qué crees que te está asustando de que tu amigo se mude?” o “¿Qué está pasando por tu mente ahora mismo?” 

  1. Trabaja en conjunto para hacer preguntas como detectives.

Ahora, investiguemos este pensamiento. Primero, tenemos que comprobar: ¿Qué tan cierto es este pensamiento?

Algunas preguntas que se pueden hacer incluyen:

  • ¿Es probable que este pensamiento ocurra? ¿Es el peor resultado posible?
  • ¿Qué hechos hacen que este pensamiento parezca más cierto? ¿Qué hechos hacen que este pensamiento parezca menos cierto?
  • ¿Qué le diría a un amigo si tuviera el mismo pensamiento en esta situación?
  • ¿Es este pensamiento demasiado extremo? ¿Usa palabras como “siempre” o “nunca” cuando la realidad podría ser más complicada?
  • ¿Cómo he manejado situaciones similares en el pasado?

Es importante tener en cuenta que los niños latinos pueden enfrentar pensamientos relacionados con el miedo a la desaprobación o la preocupación de ser una carga para su familia. Hacer preguntas como “¿Cómo te sentirías si un amigo tuviera este pensamiento?” puede ayudar a los niños a ver su situación desde una perspectiva menos crítica y más compasiva.

Si decidimos que el pensamiento es poco probable o probablemente falso, quedarnos atrapados en ese pensamiento no será útil. Si decidimos que nuestro pensamiento aterrador podría ser cierto (por ejemplo: “No conoceré a tantas personas en la escuela este año”), entonces queremos preguntarnos: “¿Cómo enfrentaré la situación si eso sucede?” Nos sentiremos mejor al hacer un plan para prepararnos para el futuro en lugar de preocuparnos por todo lo que podría salir mal.

Uno de los pasos más importantes para ayudar a los niños a usar esta habilidad es hacer preguntas y dejar que los niños generen las respuestas. Este paso ayuda a desarrollar los “músculos mentales” para generar pensamientos equilibrados por su cuenta y evita que la conversación se sienta como una discusión. 

Cuando respondemos al pensamiento de un niño proporcionando nuestras propias respuestas a estas preguntas, como decir “¡Probablemente harás nuevos amigos este año! Deja de pensar tan negativamente,” podría parecer que estamos invalidando sus sentimientos, lo que desanima al niño a compartir pensamientos aterradores en el futuro.

  1. Encuentra un pensamiento nuevo y más útil como recordatorio.

Desafiar nuestros pensamientos negativos no los hace desaparecer, por lo que es importante terminar el desafío de pensamientos decidiendo sobre un nuevo pensamiento que sea más verdadero o más útil. Esto puede servir como recordatorio si los pensamientos negativos vuelven a surgir, y puede ser una pista para pensamientos más equilibrados si aparece un nuevo pensamiento negativo. Para nuestro ejemplo, un pensamiento útil podría ser: “Realmente extrañaré a mi amigo en la escuela, pero me alegra que todavía nos veremos en las prácticas de fútbol y podamos mantenernos en contacto.”

En las familias latinas, es fundamental respetar los valores de unión familiar y apoyo comunitario al introducir nuevos pensamientos útiles. Pensamientos como “Mis padres estarán orgullosos de que lo intenté” o “Tengo el apoyo de mi familia para superar esto” pueden ser especialmente efectivos en este contexto.

Recuerda, el objetivo es encontrar pensamientos útiles y equilibrados, no necesariamente pensamientos “felices” o “positivos”. Desafiar pensamientos debe centrarse en pensamientos excesivamente negativos, repetitivos o inútiles.