Ayudar a los niños a afrontar el divorcio y la separación
Resumen Del Artículo
Aunque el divorcio o la separación se producen entre dos personas, sus efectos pueden afectar a toda la familia. Mientras sus hijos afrontan el cambio y las diversas emociones, hay muchas maneras de apoyarles. Recuerde que las investigaciones demuestran que la mayoría de los niños tienen capacidad de recuperación y afrontan bien el divorcio.
¿Cómo reaccionarán mis hijos?
Los niños suelen preocuparse cuando se enteran de que sus padres van a separarse o divorciarse. Pueden sentir miedo, confusión, tristeza, enfado o resentimiento. En el caso de los niños que hayan presenciado muchas peleas, también pueden sentir cierto alivio.
Los niños también pueden sentirse culpables por una separación o divorcio. Esto se debe a que los niños pueden culparse a sí mismos de la ruptura, sin ser conscientes de que la dinámica de la relación está fuera de su control.
Todas sus emociones son válidas y normales. También debes esperar algunos cambios de comportamiento en el primer año de separación, mientras se adaptan a los cambios. También es posible que algunas de las emociones y comportamientos resurjan en torno a acontecimientos como fiestas y cumpleaños.
¿Qué puedo hacer para que la transición vaya mejor?
Explícaselo a su nivel de desarrollo. Es probable que los niños mayores ya sepan lo que significa la separación o el divorcio. A los más pequeños, sin embargo, tendrás que explicarles cosas como «ya no nos sentimos felices cuando estamos juntos, pero los dos te seguimos queriendo mucho». Haz saber a tus hijos que no son responsables del fin de vuestra relación. Esto puede ayudar a aliviar sentimientos de culpabilidad equivocados. Es posible que sus hijos le pregunten por qué se separan. Aunque la sinceridad es importante en esta conversación, los niños no tienen por qué conocer todos los detalles. Considere cuánto quiere compartir sobre las razones de la separación frente a lo que debe mantenerse en privado.
Hable de ello. Hable a menudo con sus hijos durante y después de la separación. Pregúntales si tienen alguna duda, qué piensan y cómo se sienten. Hazles saber que puedes escuchar lo que tienen que decir para que se abran, en lugar de preocuparte por herir tus sentimientos. Cuando lo compartan, recuerda validar sus emociones. Aquí encontrarás más información sobre cómo mantener conversaciones difíciles.
- Responde a sus preguntas. Si tu hijo te pregunta sobre algo, es porque ya está pensando en ello. Responde a sus preguntas a su nivel de desarrollo, pero con sinceridad. Puedes ser breve en tus respuestas y si te pregunta algo más, eso indica que está preparado para escuchar más.
- Busca el apoyo de otras personas. Si notas que a tu hijo le cuesta abrirse a ti, piensa en otros adultos en los que pueda confiar. Sabemos que las redes de apoyo son una de las mejores cosas para ayudar a los niños a superar cambios difíciles en la vida. Ayúdele a ponerse en contacto con un adulto de la familia, la comunidad o la escuela en quien pueda confiar y con quien pueda abrirse.
No ponga al niño en medio. Aunque este proceso pueda resultarle difícil, recuerde que debe tener en cuenta el interés superior de sus hijos. No exponga a los niños a discusiones o conflictos. Del mismo modo, si tiene pensamientos negativos sobre su ex pareja, no los comparta con sus hijos. Siempre que sea posible, es mejor que los niños conserven las relaciones con ambos progenitores, en lugar de sentirse presionados a tomar partido.
Busque la estabilidad. Continúe con el mayor número posible de rutinas diarias y semanales de sus hijos, desde la ayuda con los deberes hasta las noches de juegos y los cuentos a la hora de dormir. Intente mantener los mismos horarios y rutinas en ambos hogares. Si sus hijos sufren menos interrupciones durante el período de transición del divorcio o la separación, puede ayudarles a reconocer que algunas cosas pueden seguir igual, aunque haya cambios.
- Crea un calendario. Los niños se benefician de saber qué esperar. Tener un calendario visual con los días de visita previstos o indicando qué días estarán en cada casa es útil. También puede incluir en este calendario actividades familiares divertidas para que tengan algo que esperar.
Acudir a terapia cuando sea necesario. Aunque es de esperar que la mayoría de los niños lo pasen mal al principio, algunos pueden mostrar signos que persisten en el tiempo. Si los siguientes signos persisten y empiezan a causar deterioro, la terapia puede ser útil: dificultad para dormir, cambios en el apetito, accidentes después de ir al baño, un cambio en el rendimiento académico, disminución del interés por las cosas, estallidos de ira, aislamiento social o comportamientos nuevos, agresivos o de riesgo.