Ayuda a los niños afectados por catástrofes naturales
Resumen Del Artículo
El cambio climático ha contribuido a aumentar el número de catástrofes naturales en los últimos años. Vivir un huracán, una inundación, un terremoto, un tornado o un incendio forestal afectará sin duda a la rutina de su familia. En el momento, puede que se centre en mantener a su hijo físicamente a salvo, pero también es importante ocuparse de su salud mental.
Los niños que sobreviven a catástrofes naturales corren un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental. Dependiendo de su edad, los niños pueden no saber cómo procesar lo que han vivido; su imaginación puede volar o sus pensamientos pueden gravitar hacia las cosas más perturbadoras que han presenciado.
Los niños mayores y los adolescentes son más propensos a hiperconcentrarse o a preocuparse tras las catástrofes, lo que puede provocar ansiedad o depresión. Los niños más pequeños pueden tener problemas al principio para adaptarse a los cambios, pero cuando las cosas vuelven a la normalidad, a menudo se adaptan más rápidamente.
Durante las dos o tres semanas posteriores a una catástrofe natural, es normal que los niños..:
- Tener problemas para dormir
- Duermen más de lo habitual
- Pierden el apetito
- Comer en exceso
- Estar más callado o más retraído
- Hacer preguntas constantemente sobre la catástrofe o sus consecuencias.
- Experimentar dolores de cabeza, de estómago o fatiga
- Tener dificultades para concentrarse en las tareas escolares
Si estos síntomas desaparecen en dos o tres semanas, es posible que su hijo no necesite intervención. Pero el trastorno de estrés postraumático (TEPT) afecta hasta a la mitad de los niños después de una catástrofe natural. El TEPT puede causar preocupación excesiva, tristeza, trastornos del sueño, palpitaciones y otros síntomas. Un terapeuta de salud mental puede proporcionar tratamiento para el TEPT. Las investigaciones sugieren que el riesgo de TEPT de un niño aumenta tras una catástrofe natural si es testigo del suceso, resulta herido o pierde a seres queridos.
Si su familia sufre una catástrofe natural:
- Habla de ello. Comparta con su hijo información adecuada a su edad para calmarle sin darle falsas esperanzas. A los más pequeños, cuénteles los hechos básicos. A los mayores, explíqueles cómo lo está afrontando su familia y cómo les va a los demás.
- Preste atención. Escuche las preocupaciones de su hijo. Los estudios demuestran que cuando los padres reconocen los sentimientos de sus hijos después de una catástrofe natural, ayudan a sanar. Recuerde también validar cualquier emoción que compartan.
- Proporcione contexto. Los niños pueden pensar que saben lo que ha pasado, pero pueden haber recibido información errónea de amigos o fuentes poco fiables. Averigüe qué han oído y aclare cualquier malentendido.
- Restablezca la rutina. Envíe a su hijo al colegio, si está abierto. Siga las rutinas a la hora de acostarse, aunque esté desplazado de su casa. La estabilidad es importante.
- Dé buen ejemplo. Los niños toman ejemplo de sus padres. No pasa nada por expresar las emociones adecuadamente delante de tus hijos, pero es posible que quieras afrontar las grandes emociones en privado. Si les preguntas constantemente si están bien, pueden pensar que no deben estarlo.
- Limite la exposición a las noticias. La cobertura de las catástrofes suele centrarse en la devastación. Su hijo podría ver imágenes perturbadoras durante días, lo que aumentaría sus niveles de estrés. Establezca límites de tiempo para ver las noticias y respete esos mismos límites. Tenga en cuenta que los niños también pueden obtener información de las noticias a través de las redes sociales, por lo que puede considerar la posibilidad de vigilar de cerca a lo que están expuestos en sus teléfonos.
- Oferta actividades para liberar el estrés. Si es posible, lleva a tu hijo fuera para que corra y libere energía. Si no, ofrézcale actividades divertidas dentro de casa, como juegos de mesa, rompecabezas y actividades artísticas.
Las catástrofes naturales pueden asustar tanto a adultos como a niños. Utilizando estas habilidades de bienestar mental, puedes ayudarles a empezar a recuperarse.