Ayude a su hijo a sentir menos ansiedad ante las visitas al médico
Resumen Del Artículo
¿Su hijo se pone nervioso o se enfada cuando usted le anuncia que va a ir al médico? Algunos niños temen las visitas al médico porque les da miedo que les pongan una inyección. Pero ése no es el único motivo por el que un niño puede enfadarse ante una próxima cita.
¿Por qué algunos niños temen a los médicos?
Los niños pueden tener miedo a lo desconocido o a lo que va a ocurrir en la consulta del médico. Otros niños pueden estar nerviosos por la razón por la que van al médico y pueden pensar erróneamente que están enfermos o que les pasa algo «malo».
En el caso de los niños que padecen una enfermedad crónica y deben someterse a exámenes médicos más frecuentes, que pueden incluir extracciones de sangre y otros procedimientos incómodos, el aumento de la frecuencia de las citas en las que ocurre algo doloroso y aterrador también puede provocar un aumento de la ansiedad.
Signos de ansiedad
Los niños que experimentan malestar ante las visitas médicas no siempre hablan de ello, sobre todo los más pequeños, ya que aún no son capaces de expresar sus sentimientos con palabras.
Algunos indicios o señales de que su hijo puede estar ansioso son el mal comportamiento, el aumento de las rabietas, el llanto o el aumento de las conductas de incumplimiento u oposición. Los niños pequeños pueden mostrarse más pegajosos o tener dificultades para separarse de sus cuidadores durante la cita.
Otros niños pueden experimentar síntomas físicos como dolor de estómago, dolor de cabeza, náuseas o mariposas en el estómago.
Hable de sus sentimientos
Si su hijo parece ansioso por la cita con el médico, dedique tiempo a hablar de sus emociones:
- Normalice y valide los sentimientos de su hijo. Sinceramente, a nadie le gusta que le pongan vacunas o ir al médico. Está bien decir cosas como: «Me doy cuenta de que te preocupa y te pone nervioso ir al médico o que te pongan una inyección y, sinceramente, a mí tampoco me gusta que me pongan inyecciones. Pero sé que puedes ser valiente y que lo superaremos juntos» o »Ir al médico no es lo que más me gusta, pero es algo que tenemos que hacer para mantenernos sanos y fuertes. Ideemos un plan que te ayude a sentirte mejor». Sé consciente de tu propia ansiedad o miedos.
- Habla de lo que podría ocurrir. Sea concreto. Los niños pueden olvidar lo que ocurrió en su última cita con el médico. A menudo, la anticipación de la visita es peor que la realidad. Dígales lo que es probable que ocurra: «Primero nos registraremos y probablemente tendremos que esperar un poco, luego te medirán la altura y el peso. Probablemente tendremos que responder juntos a algunas preguntas. El médico te auscultará el corazón con un estetoscopio y te mirará los oídos, los ojos, la nariz y la garganta». Para los niños más pequeños, puedes incluso crear un programa visual o una lista de comprobación para utilizar en la visita.
- Sea sincero. Si sabe que su hijo va a recibir una vacuna, dígaselo. Si no está seguro, dígaselo. Evite prometer demasiado. Por ejemplo, no le diga a su hijo que no le van a poner una vacuna si existe la posibilidad de que se la pongan.
- Capacite a su hijo. Dígale cosas como: «Sé que puedes ser muy valiente y que podemos superarlo juntos».
¿Qué medidas puedo tomar para reducir los sentimientos de ansiedad?
Planificar con antelación puede reducir el malestar en las visitas médicas. Pruebe estas ideas:
- Acudir al mismo médico. Acudir al mismo médico, siempre que sea posible, puede ser reconfortante.
- Hable con su hijo. Pregúntele cómo se siente y qué es lo que más le preocupa. Puede ser útil pensar en algo emocionante o positivo que su hijo pueda contar al médico, como una experiencia escolar, una ocasión especial, planes divertidos para el fin de semana o un regalo de cumpleaños reciente. Compartir algo que les parezca divertido o emocionante puede ayudarles a relajarse.
- Practique en casa. Si hay aspectos de la cita que le ponen nervioso, repase los pasos con antelación. Los más pequeños pueden practicar con peluches o muñecos. Incluso puedes practicar en casa los pasos para ponerles una inyección (sin utilizar una aguja de verdad). Por ejemplo, puedes practicar subiendo las mangas, sentándote quieto y respirando, limpiando el brazo, dándole un pequeño pellizco o agarrándolo y, a continuación, una inyección simulada (con el dedo).
- Utiliza herramientas de afrontamiento. Las técnicas de respiración profunda o los ejercicios de relajación pueden ayudar a calmar el cuerpo del niño y darle algo en lo que concentrarse. Tener «brazos de espagueti» (brazos sueltos y móviles como fideos de espagueti) puede ayudar a que las inyecciones duelan un poco menos. Llevar burbujas a la cita puede distraerle y ayudarle a practicar la espiración lenta y suave.
- Dé a su hijo cierto control. ¿Quiere que le pongan la inyección en el brazo derecho o en el izquierdo? ¿Quiere cogerle la mano o darle un abrazo? ¿Quiere ver su vídeo favorito o escuchar música? Estas pequeñas cosas pueden ayudarles a sentir que tienen más control sobre lo que va a ocurrir. Puedes considerar la posibilidad de poner la vacuna primero, en lugar de al final de la visita. De este modo, el niño no tendrá que pensar en ello durante toda la visita.
- Preste mucha atención positiva y ofrézcale recompensas. Elogie a su hijo después de cada paso acertado. Incluso puede darle una pegatina después de cada paso. También puede darle un premio o recompensa especial al final de la visita, como una golosina, más tiempo frente a la pantalla o una actividad favorita. Es importante que le des la recompensa o el premio después de la cita.
Cuándo buscar ayuda profesional
Algunos niños pueden tener fobia a las agujas o una ansiedad más importante. Estos niños pueden beneficiarse de la terapia. Si le preocupa, pida a su pediatra que le derive a un especialista. Los signos a los que hay que prestar atención son los siguientes:
- Preocupación por las visitas al médico o las vacunas meses o semanas antes de la cita.
- Incapacidad para recibir las vacunas necesarias debido a la ansiedad. Esto puede incluir ser incapaz de hablar sobre ponerse vacunas o ver agujas, u otros recordatorios o señales de vacunación.
- Miedo a morir, a hablar de la muerte o a estar enfermo.
- Ansiedad que afecta al funcionamiento diario o a la participación en actividades apropiadas para la edad.
A muchos niños les pone nerviosos ir al médico, sobre todo si saben que les van a poner una inyección o les van a hacer una prueba desagradable. Pero puedes apoyar a tu hijo hablando con él sobre sus sentimientos de ansiedad y ayudándole a acudir a sus citas médicas aunque tenga miedo.