- Getting to know your class and encouraging students to get to know one another can improve classroom belonging.
- Asking open-ended questions can be a great way to get everyone to share.
- While you can encourage all students to participate, try to avoid making a student answer a question they’re not comfortable with.
Qué hacer cuando un niño no quiere ir a la escuela
Resumen Del Artículo
- Conoce las causas y señales del rechazo escolar, cuando un niño se resiste a asistir a clases.
- Los adultos pueden ayudar a reducir este comportamiento y prevenir que se convierta en un problema clínico.
- Si la situación empeora, hay terapias que pueden ser útiles.
¿Qué es el rechazo escolar?
El rechazo escolar ocurre cuando un niño se niega con frecuencia a ir a la escuela. Puede ser una señal de que hay dificultades de aprendizaje, sociales o emocionales. Algunos niños se quejan mucho de la escuela, se preocupan en exceso o incluso presentan síntomas físicos como dolor de cabeza o de estómago.
También puede estar relacionado con condiciones de salud mental como ansiedad, depresión, TDAH o dificultades de aprendizaje no diagnosticadas. En algunos casos, negarse a ir a la escuela puede ser una respuesta al acoso escolar (bullying).
¿A quiénes afecta el rechazo escolar?
Hasta un 28 % de los niños lo experimentan. Es más común entre los 10 y 13 años, especialmente cuando hay un cambio de escuela. También puede empezar después de vacaciones, una enfermedad o una ausencia prolongada.
Señales de que un niño no quiere ir a la escuela:
- Se queja con frecuencia, pregunta “¿tengo que ir?” o muestra resistencia
- Pide días de descanso “por salud mental” o dice sentirse enfermo seguido
- Hace berrinches o pierde cosas para evitar salir de casa
- No quiere bajarse del auto o pierde intencionalmente el autobús
- Visita seguido a la enfermera escolar y pide que lo manden a casa
- Aunque esté en la escuela, evita clases, camina por los pasillos o se esconde
Diferencias entre niños pequeños y adolescentes:
- Los más pequeños pueden negarse por un maestro que les parece estricto, por conflictos sociales en el recreo o por ruidos fuertes como la campana.
- En adolescentes, puede estar relacionado con presión social, tareas que los hacen sentir inseguros (como presentaciones frente a la clase), o porque se atrasaron tras varios días enfermos.
¿Sospechas que tu hijo no quiere ir a la escuela? Observa estos patrones:
- ¿Solo se siente mal entre semana?
- ¿Dice que odia la escuela?
- ¿Falta con más frecuencia cada vez?
- ¿Evita materias como matemáticas o momentos como el recreo?
Consulta con su pediatra para descartar problemas de salud, y luego habla con su maestra o maestro.
¿Cómo ayudar?
Aunque como adultos queremos proteger a nuestros hijos de emociones difíciles, dejar que se queden en casa puede aumentar la ansiedad a largo plazo. Aquí van algunas ideas que puedes probar:
- Habla con tu hijo.
Pregúntale por qué no quiere ir. Escucha con empatía y valida sus emociones. Ayúdalo a identificar pensamientos negativos que tal vez no sean ciertos, y enséñale a cuestionarlos. Muchas veces, la ansiedad viene de imaginar que algo malo va a pasar. - Establece expectativas claras.
Valida sus emociones, pero también deja claro —con cariño— que esperas que asista. Hablen sobre cómo será su día y busquen juntos soluciones para lo que le preocupa. Tener una rutina positiva por la mañana les dará más seguridad. Saber qué esperar reduce la ansiedad. - Practiquen y prepárense.
Acostumbrarse poco a poco a lo que les da miedo puede ayudar. Practiquen la rutina escolar antes de que termine un periodo largo de vacaciones. Visiten la nueva escuela durante el verano. Ensayen cómo hablar con otros niños o cómo hacer la presentación que les preocupa. - Enseña formas para manejar la ansiedad.
Como le estás pidiendo hacer algo que le genera ansiedad, también necesita herramientas para regular sus emociones. Practiquen respiración profunda, ejercicios para enfocarse en el presente y formas de distraerse de los pensamientos negativos. - Busca una persona de apoyo.
Habla con un maestro o alguien en la escuela que sea de confianza para que reciba a tu hijo cuando llegue. Esto puede evitar que no quiera bajarse del auto. - Trabaja con la escuela.
Habla con la escuela si esta situación está afectando a tu hijo. Tal vez reúna los requisitos para un plan 504, que puede incluir descansos, un lugar privado para presentar exámenes u otras adaptaciones. - Reconoce su esfuerzo.
Celebra cada paso, por pequeño que parezca. Hablen sobre lo que logró, lo que salió bien y de qué se siente orgulloso.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si el problema empeora (por ejemplo, si tu hijo se niega a salir de casa o del auto), o si esto ocurre varios días seguidos, puede ser útil acudir a un terapeuta. La terapia cognitivo conductual (TCC) puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la asistencia escolar. A través del proceso, tu hijo puede aprender que es capaz de enfrentar lo que le da miedo, y eso fortalece su confianza con el tiempo.
Referencias:
Kearney CA, Lemos A, Silverman J. (2004). The Functional Assessment of School Refusal Behavior. The Behavior Analyst Today, 5(3): 275-283.
Williamson MLC, Roberman S, Sopchak K, Mosley TM. (2023). School Avoidance: How to help when a child refuses to go. The Journal of Family Practice, 72(7): 304-319.