- El acoso es un daño intencional que puede ser verbal, social o físico. Puede afectar negativamente la salud mental de la víctima, de quien acosa y de los testigos.
- Hablar con los niños sobre el acoso los ayuda a reconocerlo, saber cómo responder e identificar adultos de confianza a quienes acudir.
¿Qué pasa si mi hijo está acosando a otros?
Resumen Del Artículo
- El acoso puede surgir de dificultades emocionales, falta de empatía, deseo de control o traumas previos. Los niños también pueden copiar conductas agresivas vistas en casa, en la escuela o en los medios.
- Quienes acosan suelen enfrentar retos emocionales como baja autoestima, soledad o depresión, y tienen mayor riesgo de problemas de salud mental, incluidas ideas suicidas.
- Los adultos pueden apoyar a los niños que acosan a otros: hablen abiertamente y escúchenlos de verdad, sean ejemplo de empatía, establezcan reglas claras y consistentes, colaboren con maestros y la escuela para reforzar conductas positivas, fomenten amistades saludables y, si es necesario, busquen ayuda profesional.
Como padres, puede ser desconcertante y doloroso ver a los niños lastimarse física o emocionalmente. Cuando ocurre el acoso, solemos buscar explicaciones y soluciones simples. Etiquetamos la conducta de acoso como “mala” y a la persona que acosa como “el problema”.
Acoso:
Lastimar de forma intencional y repetida a otra persona, ya sea verbal, social o físicamente.
¿Por qué los niños acosan a otros niños?
El acoso puede verse distinto según la etapa de desarrollo y puede ocurrir por razones diversas. Los niños más pequeños pueden mostrar conductas agresivas mientras aún aprenden a controlar sus emociones, manejar conflictos y expresar empatía. Algunos tienen dificultades para comprender las emociones de los demás o carecen de perspectiva sobre cómo se siente la persona acosada.
Los niños muy preocupados por la popularidad o por dominar a otros tienen más probabilidades de mostrar conductas de acoso. En el extremo opuesto, algunos agresores pueden estar socialmente aislados o tener problemas para conectar con sus compañeros.
También es importante recordar que quien acosa puede haber vivido traumas y estar luchando por manejar sus propias emociones. Los niños tienden a copiar conductas vistas en su entorno o usan el acoso como defensa si antes fueron víctimas de agresión. Por ejemplo, el conflicto familiar o haber sido acosado en el pasado puede contribuir.
¿Qué pasa con los niños que acosan a otros?
Aunque se toman medidas para apoyar al niño que está siendo acosado —lo cual es necesario y adecuado— la conducta del agresor suele afrontarse con enojo y castigos. Se presta mucha menos atención a las necesidades del niño que acosa. Sin embargo, la presencia de estas conductas puede ser una señal de que necesita ayuda. Además, si queremos reducir la frecuencia del acoso, intervenir de manera constructiva con los niños que acosan es fundamental.
Comparados con los niños que no están involucrados en el acoso, los niños que acosan a otros tienen más probabilidad de presentar síntomas de depresión y un mayor riesgo de suicidio. Los problemas emocionales que pueden estar detrás de estas conductas incluyen:
- Baja autoestima
- Sentimientos de no valer nada o de “no ser tan bueno como los demás”
- Soledad
- Ansiedad
- Estrés o conflicto en casa
- Antecedentes de trauma o abuso
¿Qué señales debo observar si mi hijo está acosando a otros?
- Preocupación excesiva por la popularidad o por “mandar” a los demás
- Sentirse socialmente aislado o con dificultad para conectar con los demás
- Responder con agresividad o reactividad cuando se frustra con facilidad
- Dificultad para manejar conflictos (incluye culpar a otros o “usarlos”)
- Visión negativa de los demás
- Romper reglas con frecuencia o batallar para seguirlas
- Ver positivamente la violencia o la agresión
- Tener amigos que acosan a otros
¿Qué puedo hacer para ayudar a un niño que muestra conductas de acoso?
- Habla con tu hijo con frecuencia y escúchalo. Hazle saber que te importa y que estás para ayudar. Revisa cómo va de forma regular para aumentar la probabilidad de que te cuente cosas.
- Da el ejemplo y enseña empatía y conductas positivas: acciones respetuosas y amables, y formas saludables de resolver conflictos.
- Observa cómo se comporta en casa y con sus amigos y refuerza con elogios o recompensas cualquier cambio social positivo.
- Establece reglas claras y consistentes sobre el acoso y explica las consecuencias si no se cumplen. Si muestra agresividad, responde de inmediato con calma pero con firmeza. Recuerda que el cambio toma tiempo: sé paciente y realista. Lo más importante: recuérdale que lo quieres, incluso cuando se equivoque.
- Colabora con la escuela para resolver las preocupaciones sobre el acoso. El personal escolar puede ser un aliado para mejorar la conducta e identificar señales de malestar emocional.
- Si sabes o sospechas que tu hijo ha vivido un trauma, busca cuidado o atención médica de salud mental.
- Anima a tu hijo a construir una red de apoyo e involúcralo en actividades escolares o comunitarias que fomenten la conexión y el sentirse valorado
No dudes en pedir ayuda. Si a tu hijo le cuesta cambiar su conducta o presenta síntomas de depresión o riesgo de suicidio, acude a un profesional de la salud mental.
Si tú o tu hijo necesitan ayuda por tener pensamientos suicidas, llama, envía un mensaje de texto o chatea con la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis al 988, o envía la palabra “AYUDA” al 741-741 al Crisis Text Line. Si existe un riesgo inmediato o es una emergencia, llama al 911 o acude a la sala de emergencias más cercana.